martes, 16 de mayo de 2017

Frostgrave: Freakland en Felstad: Convidados de hueso III


Seguimos con el breve repaso a los miembros de la banda del taumaturgo Motius. Si en anteriores entradas os presentamos a los magos, a Mataperros y a los arqueros de la banda ahora nos queda, por supuesto, los que se manchan las manos por conseguir un tesoro más.

Uno de los perfiles más interesantes para las bandas es, como os hemos repetido más de una vez, el del ladrón. Su agilidad, reflejada en su atributo de movimiento superior, los hace ideales para llegar rápidamente a los tesoros y recogerlos, pudiendo moverse algo más que el típico matón aún cuando lleven un tesoro a cuestas.

Agrio y Bocazas son los dos ladrones de la banda. No sabemos si son sus nombres de pila, pero nadie antes se ha interesado tanto en saberlo como para preguntarles directamente. Ambos llevan un abrigo largo de cuero marrón, desgastado y sucio, que sirve sin duda para desviar algunas puñaladas y para protegerse del frío de Felstad.

Como veréis sus armas son sencillas. Cuchillos y una espada, si es que encuentran alguna. Si no siempre pueden empuñar cualquier hierro afilado que sirva para disuadir a perros y matones de cruzarse en su camino. Malas personas, sin duda.

La pintura de ambos personajes ha querido reflejar los ropajes de cuero desgastados. Se les ha querido dar algo de color tanto en la barba pelirroja de uno como en los pantalones del otro.


Si hay que andar con mil ojos ante los ladrones de Felstad, nadie debería de olvidarse de los pendencieros veteranos que buscan alquilarse al mejor postor. Los "Hermanos Feroces", el trío que podéis ver bajo estas líneas, son el claro ejemplo del matón típico de los alrededores de Felstad. Poco dados a la conversación, prefieren matar el frío con alcohol, pero saben que una buena pelea también desentumece los músculos.


Por último, pero no menos importante queda el caballero Donevan. No sabemos mucho de su historia antes de unirse al hechicero, pero a pesar de su corta estatura es un oponente formidable. Protegido con una pesada armadura de placas, puede resistir los ataques de los enemigos menos entrenados (ladrones y matones, como los de arriba) sin problemas.  


Como veis el pintado de Donevan es simple a más no poder. Se ha pintado de colores metalizados (intentando lograr un degradado de 4 tonos distintos de hojalata que cuesta apreciar en la foto, para nuestro descontento) y sólo en la parte trasera del pantalón tiene algo de tela. Sin duda todo un hombre acorazado. 

Esto ha sido todo por esta semana. ¡Esperamos que os hayan gustado!

martes, 4 de abril de 2017

Frostgrave: Freakland en Felstad: Convidados de hueso II

Garth el Oscuro, un explorador de rasgos élficos de pasado ignoto (hay quien dice que sangre noble circula por sus venas). Tirador tan certero como silencioso, no hay certeza de saber si trabaja para Motius por el dinero o por la oportunidad que se le brinda de matar. Hay un brillo en sus ojos de ónice que provoca escalofríos en el resto de la banda, pero saben que su presencia en el grupo es imprescindible.


El explorador Garth se trata de uno de los arqueros elfos de Skarloc, regimiento de renombre de las primeras ediciones de Warhammer y que fue comercializado en 1987. La miniatura es una pasada (modelada por Jes Goodwin), y eso que se trata de uno de los soldados del montón. Como buen explorador se ha pintado con colores verdes y marrones, pues además de su ropa de campo lleva una buena cantidad de equipo (cantimploras, bolsas, el carcaj, etc...). Además se le colocó un escudo con reborde metálico a la espalda.


El arco ha sido pintado de color hueso, para representar la madera tratada de forma especial que usan los elfos para hacer sus armas, además de hacerlo destacar en la mesa de juego. El pelo de Garth se ha intentado hacer especial (como corresponde a la moda élfica) y lo pinté primero de gris claro para luego darle un lavado con morado muy diluido. 



Saxton (a la derecha, cargando la flecha) y Lucas son dos miniaturas procedentes de la famosa y archiconocida matriz de compañías libres o milicias del imperio, una de las primeras cajas multicomponente de plástico que Games Workshop sacó a finales de los 90 y principios de la década del 2000. Esta caja permitía montar una gran variedad de miniaturas con muy diverso equipamiento y aunque es cierto que los cuerpos y las piernas al final se hacían un tanto repetitivos, era una de las cajas mas interesantes de la época para los amantes de las conversiones. Hoy en día hay muchas otras opciones a muy buen precio, pero hace 15 años era una de las cajas más versátiles para los wargameros.

A pesar de ser bastante parecidos se les ha intentado pintar de manera distinta. Ambos llevan una camisa roja, quizás símbolo de su oficio. Lucas no obstante usa un chaleco de cuero que le puede proteger de cuchilladas. Los dos llevan pañuelos anudados en la cabeza, también seguramente por algún motivo que no alcanzamos a conocer.

Esto es todo por esta semana. Esperamos que estas pequeñas entradas nos animen a nosotros (y por supuesto a vosotros) a jugar a ese estupendo juego de Osprey: Frostgrave.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Frostgrave: Freakland en Felstad: Convidados de hueso


―Allí hay un puto esqueleto.
     Ciara dirigió la vista hacia donde estaba señalando el caballero Donevan. Ambos estaban agazapados en lo que antaño debió ser la cocina de una mansión señorial, pero que ahora no era más que un montón de escombros dispersos cubiertos de musgo helado, en el flanco de un edificio semiderruido, ubicado en la parte alta de una laberíntica ciudad ahogada en su propia ponzoña mágica.
     La aprendiza del taumaturgo Motius observó a la criatura descarnada que se erguía mágicamente al otro lado del patio. El no muerto vestía con excesiva holgura una destartalada armadura de placas metálicas, llena de óxido y abolladuras, por cuyos huecos colgaban jirones de tela parduzca trenzados con gruesas telarañas. Se apoyaba, aparentemente con aire aburrido, en el pomo de una descomunal espada bastarda, apostado ante la negra boca que conducía a la construcción contigua al viejo palacete que la compañía de Motius llevaba explorando desde el alba.
     Un escalofrío, que nada tenía que ver con las bajas temperaturas del maldito Felstad, sacudió la espalda de Ciara. Por supuesto, tampoco con la presencia del no muerto en sí, ya que desde que se pusiera bajo la tutela de Motius había presenciado toda clase de milagros. No, lo que sentía en ese instante era la garra de acero de una funesta premonición. La marcha desde Cavancruach no había estado exenta de amenazas y peligros, pero aquello era otra cosa, la impávida certeza de que un Mal tan antiguo como implacable les acechaba al otro lado del umbral que custodiaba el esqueleto.
     Ciara se reconocía ambiciosa, temeraria e impaciente, y toda esta panoplia de defectos era lo que había dificultado su progresión en la ingrata carrera de la magia, pero Motius nunca había puesto en duda su potencial ni su fidelidad como discípula. Por eso, estaba dispuesta a seguirlo hasta el fin, y el fin parecía hallarse al otro lado del patio. Resopló, apartó sin más sus negros pensamientos y se asomó temerariamente por encima de los restos de la pared, buscando con la mirada al resto del grupo y, sobre todo, a Motius.
     Pero en lugar de dar con su maestro, topó con Garth el Oscuro. El explorador sostenía su arco de esa manera suya tan particular, a la vez que apuntaba con extraordinaria firmeza hacia el no muerto. Garth debió notar que estaba siendo observado, porque volvió la cabeza hacia Ciara y le sonrió, con esa sonrisa que se sentía como una lengua de escarcha en la nuca, al tiempo que soltaba la flecha. En menos de un parpadeo, ensartó el cráneo del no muerto y este voló, lejos del resto de su cuerpo, para chocar contra una columna partida y estallar en pedazos. El resto del guardián espectral apenas se tambaleó, pero dejó caer el espadón. La hoja restalló como una campana, amplificada por un millón de ecos sobrenaturales.
     ―A tomar por culo el efecto sorpresa ―masculló Donevan.
     Tenía demasiada razón. No habían terminado de extinguirse las reverberaciones del metal contra la piedra cuando la puerta comenzó a vomitar esqueletos, guerreros acorazados bien pertrechados de espadas y escudos, incansables, silenciosos, con nada más que oscuridad en las cuencas de los ojos. Salían en tropel, como si estuvieran desalojando el edificio a toda prisa.
     Entonces, Mataperros comenzó a reír.
     Las carcajadas de Slain Mataperros retumbaron en el patio, estremeciendo a las alimañas que acechaban en la oscuridad. Ciara sabía que aquellas risas solo eran el preludio de una nueva exhibición del bárbaro y su hacha Pelacráneos.
     Al principio del viaje, Ciara creyó que la insistencia de su maestro en reclutar a su viejo amigo para aquella descabellada empresa tenía que ver con el encargo de reclutar al resto de la banda; fue así como llegaron a su grupo los hermanos Feroces, un trío de curtidos veteranos a cual más pendenciero y duros cuerpo a cuerpo; Saxton y Lucas, los dos arqueros de Solanas, de puntería casi mágica; Agrio y Bocazas, ladrones de profesión reconvertidos en buscadores de tesoros, a los que, eso sí, tampoco convenía darles la espalda o dejar que sucumban a las malas ideas; y por supuesto, Garth el explorador, tan afilado como la punta de sus flechas. Todos partieron de Cavancruach convencidos de que podrían arrebatarle a Felstad la mayoría de sus tesoros. Todos, salvo Motius, cuyas verdaderas intenciones se las guardaba solo para sí.
     Así pues, partieron, compartieron viaje, espantaron a unos bandidos y acabaron con una manada de perros salvajes y ahora, en aquel patio de losas cuarteadas y erosionadas por siglos de hielo, salían de sus escondrijos como por ensalmo, echando mano de sus aceros para vender caros sus pellejos frente a la partida nigromántica, con Slain Mataperros, riendo como un demente, a la cabeza. Al verlo arrojarse contra el pelotón de cadáveres vivientes, convertido en una tromba de muerte que desmembraba brazos y aplastaba cascos y corazas, Ciara comprendió por qué Motius no quería confiarlo todo al poder de la magia.
     Contagiada por la euforia guerrera, la aprendiza saltó el murete y comenzó a avanzar hacia la gresca. En su camino sacó uno de los guijarros blancos que portaba en la faltriquera y formuló mentalmente el conjuro que lo convertiría en una bomba. De nuevo, Donevan la interrumpió, poniendo su mano en su hombro. A punto estuvo Ciara de darle un rodillazo en la entrepierna, pero se contuvo. A fin de cuentas, si el malhablado caballero andante se había unido al grupo había sido por su culpa, por un estúpido malentendido que la había convertido en algo así como «su dama». Motius se había lavado las manos en este tema, y la había dejado sola para que se las compusiera como ella buenamente pudiera.
     ―¡Mira arriba!
     Motius se había teletransportado a lo más alto de un montículo de escombros. Su hoz de guerra revoloteaba en el aire trazando símbolos arcanos de poder mientras completaba mentalmente el algoritmo del conjuro. Las runas labradas en la hoja curva se llenaron de una luminiscencia azul, de tal manera que hasta los esqueletos parecieron detenerse a mirarla.
     Ciara reconoció los pases y se preparó para lo que fuera a suceder.
     El maremágnum en el patio era terrible. Lucas había caído derribado por un mal golpe. Saxton cubría la retaguardia. Mataperros forcejeaba con dos enemigos, con el hacha atorada en el costillar de uno de ellos. Los hermanos Feroces lanzaban sablazos a diestro y siniestro, avanzando hacia el quicio de la puerta, palmo a palmo, flanqueados por Agrio y Bocazas. Garth andaba revolcándose por el suelo con otro cadáver demasiado ágil para su gusto. De pronto, un relámpago celeste cubrió a todos los presentes y un extraño personaje se materializó entre todos ellos. Un ser escuálido, enfundado en una túnica harapienta adornada con huesecillos y cráneos de aves y roedores, que hedía a magia nigromántica. Nadie pareció reparar en él, salvo la aprendiza.
     Sin pararse a pensar, Ciara formuló el conjuro de pies ligeros y empujó a Donevan hacia el brujo. El caballero echó a correr como si el peso de su armadura se hubiera esfumado. En tres zancadas se plantó ante él y, antes de que este tuviera tiempo para reaccionar, le separó la cabeza de los hombros con un tajo limpio.
     A una, todos los no muertos se derrumbaron como títeres desprovistos de sus cuerdas, con el mismo estrépito que si hubiera volcado el carro de un hojalatero.
     ―Bueno, muchachos ―exclamó Motius, ahora presente junto al quicio de la puerta. Estaba de sorprendente buen humor―. Coged un poco de aire y continuemos. ¡Los tesoros de Felstad están ahí mismo!



Bueno, amigos de Freakland, sirva este relatillo como presentación de mi banda. La verdad es que, desde que me inicié en Frostgrave, he probado distintos tipos de formaciones de banda, pero mi favorita, y la que he llevado más lejos en campaña, es esta, con marcado aire celta. El mago, que viaja acompañado de su aprendiza; tres thugs como músculo; dos ladrones para trincar tesoros y salir corriendo; dos arqueros que, bien posicionados, hacen de francotiradores cubriendo al resto del grupo; y el buen bárbaro Mataperros, que presta su apoyo y su buen hacer con el hacha allá donde haga falta. El grimorio del mago varía en función de si juego una partida suelta o una campaña, en el primer caso, busco una escuela -Enchanter o Thaumaturge son mis preferidas- y conjuros de dificultad baja (hasta 10, por aquello de no perjudicar al aprendiz), mientras que para una campaña ya elijo con más cuidado (aunque, por lo general, tampoco nada por encima de 12); eso sí, nunca puede faltar el Leap y algo ofensivo como una Grenade o un Bone Dart.

Suelo completar esta banda básica con un perro, que siempre viene bien. Por supuesto, hay otras permutaciones, sobre todo si juegas con un capitán, reemplazando al bárbaro por un knight o un ranger, miniaturas ambas que podéis ver en el conjunto de la banda y por las que siento un cariño especial, puesto que son las primeras que tuve. Verlas, al fin, bien pintadas después de más de veinte años es una gozada. Mataperros, por su parecido con el Slaine del cómic de 2000 AD (y proveniente del juego de mesa La leyenda de Zagore), también se ha convertido en una de mis favoritas, y cuyo apellido viene, evidentemente, por su facilidad (léase resultados de crítico)a la hora de devolver al barro a los sabuesos enemigos.


Nota de Héctor: He tenido el gusto de pintar esta banda para Frostgrave y creo que el resultado ha sido muy bueno. En primer lugar vamos a centrarnos en el mago, el personaje mas importante de la partida, pues es el que con sus hechizos facilita la búsqueda de tesoros en Felstad, aunque también puede convertirse en un temible lanzador de rayos elementales capaz de volatilizar al enemigo mas armado. El mago es una miniatura de Celtos, un druida armado con una especie de lanza-hoz. Intenté que la miniatura representara a alguien de aspecto escocés o sajón, con la piel pálida y pelirrojo. El tartán que usa como capa y taparrabos también ayuda a lograr el efecto.




Ciara es la aprendiz de Motius. La miniatura es de Reaper y no lleva grandes adornos (para lo que podemos encontrar) a excepción de cintas y telas. Ciara está pintada con un tono de piel distinto y con unos ropajes mucho mas llamativos que el resto de la banda. El azul vivo de las cintas que lleva ayuda a que la miniatura destaque sobre el resto. El pelo ha sido pintado de dos colores, castaño y un tono morado oscuro que vira desde la raíz a la larga trenza que lleva a la espalda. Un toque de fantasía para una aprendiza de hechicera.


¡Volveremos en breve con un repaso a los secuaces de la banda de Motius!

martes, 31 de enero de 2017

Infinity - Los Auxbots están de moda

Si os fijasteis en la última entrada que publicamos (el Seraph para Ordenes Militares) iba acompañado de un remoto de curioso aspecto. El Auxbot, el compañero que todo fusilero desearía poder tener para lanzarlo contra el enemigo al amparo de una buena cobertura. 


Como si de un catálogo de moda se tratase presentamos los tres Auxbots pintados con esquemas de colores diferentes. El de la izquierda está claramente influenciado por la heráldica de los Caballeros de Malta, los Caballeros Hospitalarios, con una cruz blanca pintada sobre fondo rojo. Sencillo y efectivo, sobre la mesa queda muy llamativo. El central también se ha pintado según los esquemas de la misma orden de caballeros, pero en colores negro y blanco, que era otra combinación muy empleada por los miembros de la orden en la edad media. ¿Por qué negro y blanco? para que combine con el Seraph (podéis ver una foto de ambos juntos en la última imagen de la entrada). El de la derecha está pintado según un esquema mas clásico para los estándares de PanOceanía. El clásico azul claro combinado con gris (que hemos realizado aquí, aquí o aquí) y que tan buen resultado da.


¿Por qué este spam de Auxbots? Bueno, lo primero es puntualizar, el de la derecha lleva pintado unos dos años, pero no había tenido su sesión de fotos hasta ahora, a la espera de estar acompañado (no entiendo el concepto de Auxbot en solitario). Infinity es un juego en el que la posibilidad de salir ileso de una ráfaga del enemigo es baja, para que engañarnos. En un enfrentamiento cara a cara con una miniatura enemiga siempre tienes una posibilidad, por remota que sea, de que algo salga mal y sea tu miniatura la que caiga inconsciente. Los Auxbots son unidades remotas que van a "partirse la cara" por ti, literalmente. Aunque no están armados con armas de largo alcance, los lanzallamas que montan son lo suficientemente potentes como para llegar a distancias cortas, y sobre todo muy interesantes para lidiar con camuflados, holoproyectores y enlaces. Además el juego de Infinity ha mejorado mucho con la nueva edición (Nivel 3 ó simplemente N3) que abre mucho las posibilidades de los jugadores y en la que los remotos ya juegan un papel mas interesante que en las anteriores ediciones. Ahora un Auxbot asociado a un remoto (un Peacemaker, por ejemplo) se beneficia de las tácticas de Supportware que tiene el segundo activadas, así que podemos tener Auxbots con ráfaga 2 en ORA...

No nos extendemos mas, pues no es un tratado de como usar o como no usar los Auxbots. Quizás para una nueva entrada, algún día lo hagamos. 

Un saludo, y ¡hasta la semana que viene! (o no)...



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martes, 10 de enero de 2017

Regreso a Infinity - Seraph

Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada del blog, pero a pesar de que las obligaciones nos han impedido mantenerlo actualizado volvemos a revivirlo ya en este recién estrenado 2017.

Esta semana volvemos a un juego cuyas miniaturas nos deslumbraron hace más de 10 años: Infinity, el juego de miniaturas de temática Sci-fi que nos motivó para intentar diversos retos de escenografía que concluyeron con mejor o peor suerte. Como digo, esta semana volvemos a Infinity y volvemos con una de las miniaturas mas interesantes de la gama: un TAG (Tactical Armoured Gear) para el ejército sectorial de Órdenes Militares de Panoceanía.


Es el primer TAG que pinto para este juego (y espero no sea el último, aunque mi trabajo me ha costado...). Se trata de una miniatura grande y pesada (está hecha completamente de metal) cuyas partes deberían ser taladradas y aseguradas con varillas o alambres si queremos que permanezcan en su lugar con los años (y sobre todo con el movimiento de las miniaturas para el juego). Si conocéis el Seraph original veréis que se ha realizado una pequeña conversión. Se cortó el brazo derecho (el que sujeta el spitfire) para reposicionarlo más pegado al cuerpo y en línea con el visor, de forma que pareciese que el Seraph está apuntando con el arma. Esta pequeña modificación le da, a mi parecer, un aspecto mas realista, pues el Seraph, a pesar de llevar una espada de más de 3 metros, suele hacer un uso intensivo de su arma de fuego.


Otra diferencia con las imágenes promocionales de la miniatura es el pintado. Aunque en las miniaturas de Panoceanía predominan los colores azules, para esta decidí casi prescindir de ellos, restringiéndolos a la espada y el spitfire, para que ganaran protagonismo frente a la armadura. Como el ejército de Órdenes Militares que estoy pintando tiene su núcleo de Caballeros Hospitalarios (o mejor dicho, la versión futurista del año 2500 de los mismos) el Seraph quise pintarlo en conjunción con los mismos. Hace muchos años Corvus Belli publicó una interesante imagen que hacía las veces de guía de pintado:


Y aunque me gusta el rojo como elemento llamativo, quería que el Seraph tuviera un toque distinto a las demás miniaturas que he pintado de Caballeros Hospitalarios y decidí pintar el Seraph de negro, o mejor dicho de gris oscuro, para luego ir iluminando las diferentes placas de la armadura allá dónde mas se reflejaría una hipotética luz cenital. Lo mismo hice con las "alas", que tuvieron que ser pintadas por separado del cuerpo y posteriormente pegadas una vez estuvo casi todo el conjunto terminado. 


Escogí el negro como referencia a una de las vestimentas de los Caballeros Hospitalarios, pues además del rojo también utilizaban el fondo negro sobre el que se destacaba la cruz de malta. Como no le coloqué el tabardo a la miniatura, decidí pintar una cruz roja que le cruzaría la cabeza (que además ganaría contraste por ester pintada de blanco) y bajaría por el pecho y el abdomen. Una pequeña cruz roja se pintó también en la pierna izquierda, con un "7", que junto con el mismo número en el pecho y en la hombrera derecha hacen de identificación del Seraph. Si volvéis a la primera imagen o echáis un vistazo más adelante podéis ver también el Auxbot pintado de rojo, con una cruz blanca descentrada y otro "7" que lo empareja con este TAG. 


El proceso de pintado ha sido lento. Era la primera vez que me enfrentaba a una miniatura así y quería que el acabado fuera bueno, que es lo mínimo que se merece una figura tan llamativa. Como mencioné, comencé por el gris oscuro para luego ir aclarando y ensombreciendo el mismo. No se ha empleado aerógrafo y aunque soy consciente de la cantidad de tiempo que ahorra, por ahora está fuera de mis habilidades. Prefiero ir a lo seguro, un pincel fino que pueda controlar y que no me va a dar demasiados problemas. La peana se preparó de manera que tuviera la misma inspiración y el mismo acabado que otras peanas del mismo sectorial (podéis ver ejemplos aquí, aquí o aquí) y como es evidente no me pude resistir a pintarle un rayado amarillo y negro (¡ninguna miniatura de ciencia ficción sin colores aposemáticos!). Dado que se trata de una miniatura en la que no hay grandes cantidades de colores vivos (exceptuando la espada, el visor amarillo y algunos toques del rojo de la armadura) la peana tenía que resultar sobria y permitir que la atención la recibiese la miniatura en sí, cosa que creo que se ha logrado.


En cuanto al perfil de la miniatura, a sus atributos en el juego, se trata de un TAG caro en puntos y en CAP (puntos de apoyo, que tratan de compensar las listas), pero muy fácil de jugar. Con un movimiento elevado y la posibilidad de saltar sobre edificios, muros y casi cualquier obstrucción de tamaño medio, el Seraph puede llegar allí dónde más se requiera. Su arma es de alcance corto-medio (60cm), que bien no es suficiente para dominar la mesa completa, es muy efectiva a cortas distancias. Es cierto que carece de un arma antiblindaje y de largo alcance, pero creo que la idea de los diseñadores era hacer un TAG fuerte en el combate cercano. Como compensación los 3 puntos de estructura bajo 7 puntos de blindaje le garantizan sobrevivir a muchos impactos (aún contra munición AP seguirá contando con 4 puntos de blindaje) y su PB de 6 le permite salir airoso de algunos ataques especiales (pero no os confiéis).



Esto ha sido todo por esta semana. Esperamos volver a publicar en breve pero si tenéis ganas de saber lo que tramamos, no dudéis en seguirnos en Facebook.