martes, 21 de febrero de 2012

Guerra en las trincheras: Escenografía para la Gran Guerra

Fotografía del libro de bronce del Memorial de John McCrae, en Guelph, Ontario, Canadá, con el poema "In Flanders Fields" (Fuente: Wikipedia)


En 1914 comienza un conflicto bélico que pasará a la historia como uno de los mayores dramas vividos por nuestra especie. Una serie de intereses opuestos, nacionalismos y alianzas, harán que toda Europa salte por los aires, y que el sonido de los obuses y el repiqueteo de las ametralladoras resuenen como ecos de una horrible pesadilla, mientras los nuevos artefactos bélicos siegan millones de vidas.
Hoy paso a presentaros, muy orgullosamente, la primera parte de una serie de varios artículos que repasarán el proyecto que realizamos, y en el que resurgió la idea de Freakland, como mesa de juego/maqueta de la Primera Guerra Mundial.
También, al menos por mi parte, la mesa acabó convirtiéndose en un pequeño recuerdo a todos aquellos que dieron sus vidas en aquella aberrante encarnación del hacer humano. Más de una vez nos hemos detenido a hablar sobre la ingente cantidad de penurias que debieron sufrir todos aquellos que participaron, y siempre acabamos sobrecogidos.
Originalmente la idea surgió de dos personas, de Rodolfo Beléndez y yo, que nos emocionamos al saber de la existencia de un juego con el reglamento de Warhammer 40000 adaptado a las condiciones de la Gran Guerra. Ni qué decir tiene que, como tantas otras veces, el reglamento cuadra mejor en esta ambientación  del Great War que en la futurista del WH40K, donde no es normal que los tanques se atasquen.
Enseguida nos dimos cuenta de que el proyecto era de una enorme envergadura. Planteamos en principio seis secciones, todas de trincheras enfrentadas (ampliables a nueve, cosa que ya explicaré más adelante), con una zona de tierra de nadie que distase, al menos, 60 cm de una linea a otra. Las trincheras, para hacer que conectasen mejor entre sí, y los módulos fuesen intercambiables, se diseñaron como  trincheras  al estilo alemán, muy angulosas, con apoyos a una supuesta segunda línea trasera de trincheras; esto también significa que las piezas son reversibles y se pueden ordenar para crear un escenario con dos líneas de profundidad... Esta es una de las fotos que nos inspiraron para construir nuestras trincheras.

Fotografía aérea del sistema de trincheras de Loos-Hulluch, de Julio de 1917. (Fuente: Wikipedia)

Como vereis en este post y sucesivos, hemos sido fieles a la historia siempre que la jugabilidad, los materiales o nuestras propias limitaciones nos han dejado.
Antes de continuar, me gustaría dar las gracias a José, de la Mazmorra del Androide de Albacete (nuestra fantástica tienda local), por la paciencia que tuvo hasta que acabamos la mesa, con todo el material que anduvo por allí en medio, y por soportar la sensación de que no se iba a terminar nunca.
Ya habréis ido viendo fotografías de la este escenario en artículos anteriores, pues es muy socorrida, y se adapta bien a distintos tipos de temática aparte de la Primera Guerra Mundial, como puede ser la temática pulp o la Segunda Guerra Mundial. Pero por fin comienzo una serie de artículos que se dedican sólamente a ella, que merecido lo tiene.
De todas las fotos que se han hecho de esta escenografía, estas quizá son las menos conocidas, las del principio de los principios, cuando sólo estabamos dos en el proyecto. Os explico:
Estas son las planchas que utilizamos para excavar en ellas la linea de trincheras. Son placas de poliestireno expandido de densidad media machohembrado, del que se usa como aislante en construcción. Se recortó el machohembrado y se procedió a su marcado para el posterior corte. Me avergüenza decir que aquí cometimos un primer fallo brutal, y es que las planchas, cortadas así, salieron más largas que anchas. ¿Atisbo de desastre? No, esto sigue:


Aquí vemos ya la primera linea de trincheras recortada. Pensamos al principio en utilizar una sierra  de poliestireno de hilo resistivo, pero fue una idea que mostró sus limitaciones rapidamente, ya que las dimensiones de las planchas lo desaconsejaban:


Para darle consistencia y resistencia al corcho, y salvarlo de los golpes, lo pegamos a una base de tablex de 0,5 cm de grosor, que ha resultado ser fuerte para aguantar el peso que soporta, y lo suficientemente rígida para que, tras algún susto que otro ( de humedades sobre todo), vuelva a su posición normal. Este material es mucho más barato que el DM, pero hay que tratarlo con cuidado sobre todo si se va a cargar la pintura con mucha agua. Aquí se ve cómo utilizamos el propio táblex para hacer peso sobre las tablas que se estaban pegando. Preferentemente para pegar materiales a gran escala, utilizamos cola blanca vinílica.


En esta foto podemos ver una de las primeras piezas de la mesa de trincheras con el parapeto y el entibado. Para ahorrar en costes y materiales utilizamos para los entibados laterales almanaques de papel de los restaurantes chinos (sí, tengo algo parecido al síndrome de Diógenes). Para el suelo de la trinchera, madera principalmente, utilizamos también almanaques de bambú de los chinos y algo de madera de balsa de 1mm. 
A sabiendas de que las trincheras no son tan anchas, decidimos darle la manga suficiente para que una miniatura con su peana de 25 mm pudiese  moverse sin dificultades por todas sus zonas.
El parapeto,  se realizó con trozos de poliestireno  cubiertos con papel de cocina encolado. Si se mezcla la masilla tapajuntas con la cola, más o menos al 50%, y se utiliza como engrudo con el papel, da como resultado un material francamente resistente. 


En la siguiente fotografía, podeis ver como las seis secciones encajaban también de manera inversa, formando una doble línea de trinchera intercomunidada. En este punto ya estaban todas las secciones con el entibado de las paredes de la trinchera, y el suelo estaba en proceso. Para lograr relieve y que diese sensación de irregularidad, se decidió pegar trozos de corcho; después, para simular la curvatura del terreno, volvimos a utilizar cola y papel, y posteriormente, pegamos madera encima.


 En la siguiente fotografía, se puede apreciar cómo se comenzaba a trabajar la tierra de nadie, de unos 60 cm de ancho por 180 de largo. La enorme cantidad de socavones, lodo, alambre de espino y fuego enemigo la harían impracticable. Siempre bromeábamos con echar a cara o cruz quien sería el atacante.


Una vez hecho esto con las seis secciones, es decir: Plano, medidas, pegado, entibado, parapeto, suelo de la trinchera, lo que sería la tierra de nadie... He de decir que fue muy triste ver cómo se estancó el proyecto. Las dos personas que tuvieron la idea original no colaboraron demasiado entre sí, y la implicación no era total por una mitad del equipo, y Rodolfo abandonó el arduo trabajo en el que nos habíamos embarcado más pronto que tarde; y yo generé una absoluta desgana y hastío hacia el tema. Pero en fin, la obra había crecido lo suficiente para que otros amigos, geniales y muy talentosos, se vieran atraídos por la idea de colaborar. El catalizador, y realmente, el culpable de que el proyecto se relanzara, fue Rafa Vidal. Fue un hombro en el que apoyarme.
Como decía, pasamos a trabajar sobre lo que sería la tierra de nadie. Decidimos que sería una zona durísima, con un terreno muy accidentado debido a las enormes explosiones de los obuses lanzados por el enemigo. También debería haber mucho terreno suelto, impresión de tierra y cascotes removidos por las detonaciones. El agua (de woodland scenics) estancada en el fondo de los socavones, y una pintura oscura en tonalidades que variasen del marrón chocolate al negro, dando una sensación de terreno quemado. Serían las señas de identidad de la mesa en su parte de trincheras. Aquí os dejo una fotografía:


En la fotografía inferior se puede ver un esquema de una trinchera, que más o menos es acorde a la que nosotros diseñamos. Evidentemente, los soldados reales no llevan peana que les estorbe. Como podeis ver, la parte frontal cuadra perfectamente con las partes diseñadas desde un principio (ya vereis nuestro alambre de espino, del que hicimos secciones y secciones). La única parte que no se ve en la foto superior sería la parte donde se albergaban las ametralladoras que aparecen en el esquema. Lo solucionamos con la realización de secciones rectas móviles de sacos terreros, no muy largas, que sirven como defensas para albergar ametralladoras de posición o algún cañón de apoyo a la infantería.

Fotografía que representa un esquema de construcción de trincheras. (Fuente Norris Shool District)

Como podeis ver, las trincheras ya habían cogido forma, y unos fantásticos sacos terreros terminaban de coronar los parapetos ( los sacos se hicieron con masilla Das Pronto para modelar... Hicimos montones en nada de tiempo). Los socavones ya estaban hechos. El sistema para hacerlos es ir acuchillando el corcho con círculos concéntricos con la inclinación adecuada, y una vez llegados a la profundidad y diámetro suficientes, encolarlos con cola y papel de cocina. Puede ser repetitivo, pero da la sensación de la erosión provocada por la escorrentía, y refuerza el terreno. En cuanto a la texturización... bueno, aquí cometimos el segundo gran fallo que tiene esta escenografía, que fue el no sellar con una segunda capa de cola la gran cantidad de material, sobre todo arena y grava, que se tuvo que adherir al corcho azul para conseguir la texturización apropiada antes de pintarla. Así que con cada movimiento, cada roce, cada vez que se juega, se produce un deterioro de la mesa... ¿Atisbo de desastre? No, esto sigue.

Y para abrir boca, aunque no se vea tal cual el resultado final, aquí os dejo una fotografía de esas que salen cuando uno se pone a jugar con ciertos programas de retoque fotográfico:


En la próxima entrega hablaré de la llegada de Héctor Bolívar y Álex Ponce al proyecto, y de la aparición y colaboración de Alberto Martínez; de como la mesa se extiende de seis a diez secciones, del nacimiento de un pueblo, etc. Y de algún que otro atisbo.

Nos vemos por los campos de Flandes.


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