Ilustración de Dmitry Burmak |
Hola a todos:
Aquí estamos de nuevo con el Frostgrave. Estamos de enhorabuena, además, porque parece que la campaña de mecenazgo para publicar el juego en nuestro idioma va viento en popa. Podéis visitar la página de HT Publishers y apoyar.
Hoy, sin embargo, desentrañaremos qué tiene que ver esta imagen con nuestro juego favorito (de los últimos tiempos):
Todos los que jugamos a esto de los muñecos tenemos una capacidad que, algunos, confunden con el famoso síndrome de Diógenes. Pero eso no es cierto. Lo que tenemos es una capacidad, más allá de la percepción de un ser humano corriente, que consiste en ver fortalezas en los trozos de corcho, murallas de cartones, árboles en alambres; sembrados en felpudos, bandejas de movimiento en... En fin, que somos capaces de aprovechar cualquier cosa para nuestra maravillosa afición.
Así que, por oficio o por casualidad, cuando vimos el mecanismo que hace funcionar a este corrector, una gran oportunidad se abrió para nosotros. ¡Nos vamos a hacer unos teleportadores para el Frostgrave!
Mientras esperan en la cola eterna del pintado, dos hechiceros examinan los componentes de los nuevos teleportadores. |
Resulta que los mecanismos de estos cacharritos están llenos de ruedas dentadas, algo que viene genial para cualquier escenario de ambientación steampunk. ¿Y por qué no para Frostgrave? Podía imaginar que la ciudad tiene una tecnología arcaica, imbuida de poder mágico. Mecanismos capaces de trasladar un individuo de un lado a otro de Felstad. Los magos que ahora visitan la ciudad para adquirir conocimientos y saquear no conocen los hechizos ni técnicas para elaborarlos. Sin embargo, de vez en cuando, se encuentran algunos que funcionan.
Una vez hallada una justificación racional, pasamos a elaborarlos.
Básicamente, el corrector lleva tres ruedas que se pueden extraer, cortar y colocar como te de la gana, para que representen parte del mecanismo de teleportación que ha quedado al descubierto entre la escarcha de Felstad. A mí me los regalan ya gastados. Así que, teniendo en cuenta las indicaciones del escenario titulado "The Keep", que aquí vamos a traducir como "El Torreón", los teleportadores deben tener un diámetro de 2".
Aquí se puede apreciar lo complicado e inexplicable de los mecanismos que hacen funcionar los teleportadores |
Lo que hicimos fue recortar unas bases de cartón piedra con ese diámetro y empezar a pegar al gusto piezas extraídas de nuestros correctores. Tuvimos en cuenta que las peanas de las miniaturas deben apoyarse, por lo cual no les dimos una altura considerable, sino que primamos la jugabilidad.
El escenario plantea la siguiente situación. De un torreón en ruinas sólo quedan los mecanismos de teleportación, que se colocan en cruz, a 12" del centro del tablero, sobre terreno despejado y a nivel del suelo. La mesa es de 3x3 pies. Cada vez que una miniatura termina su movimiento sobre uno de estos discos, debes tirar, y puedes ser transportado a cualquiera de los otros tres, o quedarte en el que estás. Nosotros hemos jugado de diferentes maneras este escenario. Por ejemplo, una vez interpretamos que sólo tocando la peana del teletransportador, éste se activaba. Otra vez acordamos que la miniatura tenía que estar completamente dentro del diámetro del artefacto. Las reglas no aclaran esto. Lo que sí dicen es que cuatro tesoros están colocados en el centro de los teleportadores, y los otros dos en el centro del tablero. Estas reglas convierten el escenario en uno de los mejores del manual básico de Frostgrave. Es divertidísimo.
Aquí están los cuatro teleportadores necesarios para el escenario, listos para imprimar y pintar. |
No os tengo que decir que las barbaridades que pueden suceder en "El Torreón" son de aúpa. Bárbaros que esperan que se active el teleportador, con el mandoble preparado, y que matan todo lo que sale. Demonios que son enviados a través de ellos; caballeros que intentan llegar al combate que está situado al otro lado de la mesa y que nunca sacan la tirada adecuada. Magos que de repente se ven rodeados de enemigos, y guerreros solitarios, como el legendario bárbaro "Mataperros", que es capaz de aparecer en mitad de la banda enemiga, escamochar a la mitad, y salir indemne.
Aquí tenéis al "Tito Argáil", con el mandoble preparado por si aparece cualquier cosa. Los bárbaros y sus supersticiones. |
Los teleportadores se pintaron muy básicos, con colores metálicos y algo de efecto nieve y vegetación seca. Nada de complicaciones. Aún con poco detalle, funcionan perfectamente.
En esta última fotografía se pueden apreciar los teleportadores ya terminados. Como veis, los mecanismos de los correctores dan el pego para simular mecanismos con ruedas dentadas para cualquier artefacto de tecnología arcana o ambientación steampunk.
Esperamos que os haya gustado la entrada. La semana que viene más.
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Buenísimio!!! Genialérrimo!!! Gran idea. Ésta me la quedo.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Señor Serviorco. Nos alegramos que te haya gustado la idea.
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