Todo aficionado al cine de acción sabe que si hay un lugar hostil, incómodo y amenazador para combatir, ese es la jungla. Tienes que soportar una humedad infernal, enfermedades y parásitos, pero peor es la paranoia que se apodera de ti y te hace ver enemigos en todas partes.
«Con nuestra potencia de fuego podemos destruir cualquier ejército del mundo. Aquí la empleamos contra los árboles y la maleza.» Un miembro del Ejército de Estados Unidos, en Vietnam.
Con esa premisa nos decidimos (bueno, en realidad Héctor se decidió y me empujó al proyecto) a construir una jungla donde nuestros pequeños soldados pudieran pasar las de Caín. No fue un proyecto bien planteado y planificado, simplemente un día empezamos y fuimos añadiendo elementos según venían nuevas ideas.
Los materiales usados para la crear la vegetación son plantas de acuario, varillas de madera para construir los troncos e hilo de algodón para formar la corteza. Este es el resultado del arranque inicial:
Ninguna jungla está completa sin un templo perdido; para ello utilizamos un kit de ruinas de la marca Ziterdes que una vez integrado y pintado como las demás secciones nos dan un emplazamiento bastante interesante, a la vez que de fácil paso para las miniaturas.
Un elemento importante para esta jungla serían algunas bases que nos permitieran bloquear completamente las líneas de visión. Escogimos unos trozos de corcho azul que teníamos a punto de tirar y fabricamos estas rocas.
Un par de parapetos también nos darían la oportunidad de introducir en las partidas algunos elementos ventajosos para situar tanques, equipos de tiradores, objetivos...
También barajamos con la posibilidad de añadir elementos húmedos pero al final sólo quedó esta charca.
¿Y qué sería de una jungla sin al menos un par de hangares? ¿Dónde iba a dormir la guerrilla? ¿En qué lugar guardarían los contrabandistas sus bienes?...
Continuará...
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